Deja de luchar…
Esta mañana, en mi caminata matutina, escuchaba una vieja canción que guardo en mi playlist. La he escuchado cientos de veces ya que siempre he resonado mucho con ella, pero al escucharla hoy me ha surgido esta reflexión que quiero compartir contigo.
Te invito a escucharla:
Es probable que la interpretación que hago de este tema, totalmente subjetiva y personal, choque con algunos de los esquemas por los que nos regimos muchas personas que nos hemos criado y vivimos en el paradigma del esfuerzo, de la dureza de la vida, de la lucha constante… De ir en contra del viento.
Y es que much@s de nosotr@s vimos cómo nuestros padres, fruto de la época en la que les tocó vivir, se sacrificaron, lucharon hasta el desaliento y, algunos literalmente, se dejaron la piel para poder darnos una vida que consideraban debía de ser mejor que la que ellos tuvieron.
Y así, la influencia de este modelo nos generó una serie de improntas y huellas que inevitablemente condicionan la manera en la que nos percibimos a nosotr@s mismos, a los demás, y en la que nos situamos en la VIDA.
Creo que el esfuerzo, la constancia, la perseverancia, y el sacrificio, son algunas de las semillas que hemos de plantar para que algún día podamos recoger sus frutos y sentirnos orgullos@s y plen@s. También soy consciente de que si queremos lograr cualquier objetivo que nos propongamos, hemos de trabajar con constancia en aras de lograrlo, y esto siempre nos exige un sacrificio.
Sin embargo, existe una enorme distancia entre el esfuerzo fértil que hacemos para conducirnos por la vida con una dirección y con un propósito, y la lucha.
Luchar es batallar, es guerrear, es pelear, es combatir… Aplicar este paradigma a la vida nos va a llevar inevitablemente, siguiendo con esta terminología bélica, a perder la batalla.
Cuando discutes con la realidad, pierdes: pero sólo el 100% del tiempo.
Byron Katie
Hace muchos años que descubrí a Byron Katie, y su libro Amar lo que es. Si no lo has leído, te invito a hacerlo. La principal enseñanza de este libro gira en torno a la idea de la aceptación de la realidad tal cual es, es decir, la idea contraria a luchar contra ella, y de cómo esta aceptación es la llave que abre la puerta a la transformación.
Aceptar la realidad… Aceptar al otr@… Aceptarnos a nosotros mismos… son sinónimos de ir a favor del viento.
Aquello a lo que te resistes, persiste. Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma.
Carl Gustav Jung
¿Cómo han llegado hasta ti las personas y los aspectos de tu vida a los que más valor das?… ¿Ha sido a través de dejarte la piel? ¿Ha sido un arduo proceso, duro y difícil en el que has tenido que pelearte? Tus amistades, tu pareja, el trabajo que tienes, tus hij@s, … Si haces una reflexión más o menos profunda te darás cuenta de que todo ello ha llegado a ti sin lucha, sin «sangre, sudor ni lágrimas» como reza la frase de Winston Churchill. Y también te darás cuenta de que lo que ha podido suponer una batalla, o bien ya no está en tu vida, o tarde o temprano dejará de estarlo.
Si estás yendo en contra el viento, detente antes de caer exhaust@. Ya verás como llegan vientos más favorables, o incluso una suave brisa para continuar tu viaje mucho más liger@. De momento, deja de luchar y comienza por construir tu propio paradigma, el de la CONFIANZA. Confianza en ti, en lo que fluye de manera natural. Confianza en la sabiduría de la VIDA.