… Vacío
¿Has experimentado alguna vez la sensación de vacío emocional ? ¿Esa sensación dolorosa que te conecta con el sentimiento de soledad ? Puede ser que antes de que se asome a tu conciencia, automáticamente hayas hecho algo así:
Suprimirla: esto es como empujarla hacia adentro.
Bloquearla: hay ocasiones es que consigue asomarse a nuestra conciencia, pero en cuanto la sentimos, la anulamos.
Evitarla: cambias mentalmente a otra cosa, evitas todo aquello que te conecte con ella, y así te evades con otros estímulos.
Controlarla: es como si te dijeras lo que puedes, y lo que no puedes sentir.
Combatirla: llenas ese vacío con algo externo.
Resulta tan enorme el malestar psicológico que ésta nos genera que recurrimos a todas las estrategias de protección que sean necesarias para evitar sentirlo.
Aparentemente suena bien, ¿verdad? Y es que… ¿a quién le gusta sentirse mal? Sin embargo, el hecho de que anestesies tus sensaciones más áridas puede ser una solución inmediata eficaz, pero recurrir a estas estrategias por sistema, a largo plazo supone un problema.
Y es que de ninguna manera significa que ese vacío haya desaparecido, si no que sigue estando ahí, en estado latente, en el centro de tu pecho o de tu estómago, acumulándose en tu interior generando un efecto bola de nieve.
Cualquier estrategia defensiva que empleemos nos librará de lo desagradable, pero va a tener un precio muy caro para ti: La desconexión de ti mism@.
Te desenchufas de una de las fuentes de información más valiosas de las que disponemos: de tus emociones y de tus sensaciones y, como consecuencia, de tus propias necesidades.
Y es que nuestras emociones son nuestra brújula, y nos ayudan a identificar lo que necesitamos en cada momento.
¿Te cuesta identificar lo que necesitas? ¿Lo que deseas? ¿Lo que es bueno para ti?
Si es así, ahí tienes un indicador de que te has desconectado de tí mism@ y caminas sin tu brújula interna por la vida.
Eres como un hojita que cae del árbol y el viento la lleva a donde quiere. Si das a parar a un lugar apacible y tranquilo no está mal. El problema surge cuando te lleva a la deriva o, peor aún, a rincones oscuros y peligrosos para tí que lamentablemente suelen ser la mayoría de las ocasiones.
Al mismo tiempo que te vas desconectando de ti, comienzas a enfocarte en otros objetos de atención que sacien ese vacío: en tu trabajo, en tu relación de pareja, en la crianza de tus hijos, en cultivar un cuerpo atlético, en cuidar a algún familiar, en salir de fiesta, en ir a la última, en la comida…
No es mi intención insinuar que centrarse en estos aspectos de la vida sea un error en sí mismo; de hecho nada de lo que hagas es un error, dado que hacemos lo que podemos para sentirnos bien o, al menos, para no sentirnos mal.
Sin embargo, cuando lo que hay detrás de tus acciones es miedo y evitación del dolor que te genera tu vacío, siempre va a tener consecuencias que te pasarán factura.
Ese vacío está ahí por alguna razón que has de descubrir, y que tarde o temprano has de atender.
Normalmente, detrás de esas carencias se esconden necesidades que no pudieron ser satisfechas en la infancia. Pero pretender completarse a uno mismo a través de algo o de alguien, es como estar en una especie de callejón sin salida, y es que es esencial que tengas presente que LA SALIDA ES HACIA ADENTRO!
Es Necesario que:
- Pierdas el miedo de mirar tu vacío, y de atenderlo.
- Tan sólo se trata de una sensación algo incómoda.
- Confía en que puedes hacerte cargo de él y de sostenerte emocionalmente.
- Date un espacio contigo para estar contigo cuando esas sensaciones difíciles asomen.
- Grabate este mantra: SOLO LO QUE TÚ TE DES SACIARÁ EL VACÍO QUE SIENTES.
- Verás como al escucharlo poco a poco se empieza a disipar, y aunque su huella no llega a desaparecer del todo, será más manejable.
- Tan sólo así podrás sanar tus heridas y… crecer como adult@ en libertad.
Tenemos agujeros en nuestros corazones…
Tenemos agujeros en nuestras vidas…
Tenemos agujeros…
Pero seguimos adelante…
Passenger