
¿Cuál es el motivo profundo que te impulsa a hacer lo que haces?
Hacer una pausa en nuestro camino es esencial por diversas razones. Desde las más evidentes como pueden ser, descansar y recuperar energías para seguir adelante, hasta las más profundas, como reflexionar sobre el punto en el que nos encontramos de nuestras vidas y hacia donde queremos dirigirlas.
Y es que, en muchas ocasiones, cuando vivimos sin un propósito claro, surgen la insatisfacción, la desmotivación e inevitablemente, esto va a dañar nuestra autoestima.
¿Te has detenido a pensar en el por qué de lo que haces? ¿ Cuál es la intención? ¿ Qué hay detrás de las acciones que emprendes y de las decisiones que tomas? ¿ Hacia dónde diriges tu vida? ¿Qué deseas lograr?
Si has reflexionado sobre estas preguntas, te felicito, pues estás en el proceso de construir una vida con propósito y sentido. Y si aún no lo has hecho, quiero transmitirte un mensaje de calma: esto es algo que puedes aprender. Solo necesitas reconocer la importancia de este cuestionamiento en tu vida y dedicarle la energía necesaria para salir del automatismo en el que a veces caemos, haciendo las cosas por hacer o por simple obligación.
Recientemente, en un taller que facilito para mujeres emprendedoras, cuyo objetivo es transformar las ventas en una experiencia positiva y libre de sufrimiento, decidí abordar justamente este tema: el propósito y la visión.
En aquel contexto, les invitaba a poner luz a estas cuestiones, ya que ser conscientes del por qué detrás de lo que hacemos, más allá de la obvia necesidad económica, tiene un poder transformador:
- Nos permite descubrir la motivación profunda que nos impulsa a actuar y a levantarnos cada mañana.
- Nos brinda dirección, claridad y sentido a nuestro camino
- Nos conecta con el verdadero valor de lo que hacemos.
- Transforma el enfoque: lo que antes podía parecer una tarea pesada o una obligación económica, se convertía en una forma de conectar con los demás ofreciendo algo genuino y valioso.
- Este cambio de perspectiva no solo beneficia nuestro trabajo, sino que también puede ser un acto sanador para nuestra autoestima. Al reconocer y valorar lo que aportamos, comenzamos a sanar las inseguridades y la autocrítica que a menudo nos limitan.
La clave está en que te detengas, reflexiones y halles el porqué que le da significado a todo lo que haces. El propósito no solo guía tus acciones, sino que les da un poder transformador.
Deja una respuesta