No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho. Aristóteles
«Bueno… he tenido una infancia normal Maite, no me ha pasado nada fuera de lo normal. Mis padres bastante tenían con lo suyo… ¿ Ya estamos otra vez a vueltas con mi infancia?… Me sentí desatendida, pero bueno… que no todo fue así, eh! Que mis padres también hicieron mucho por mí y lo siguen haciendo…«
Son frases extraídas del cuaderno de notas que utilizo en mis sesiones. Han sido pronunciadas por algunos de l@s clientes con los que trabajo, y las quiero traer aquí ya que reflejan algo muy habitual cuando revisamos nuestra historia personal:
- Por un lado está la lealtad de los hijos hacia los padres. Un término utilizado desde los enfoques sistémicos que ofrece luz ante el sentimiento de culpa, y las resistencias que aparecen en los procesos terapéuticos a la hora de hablar del tipo de cuidado que nos brindaron nuestros padres, de cómo vivimos ciertas experiencias, y de que quizá nuestra infancia no fue tan feliz cómo pensábamos.
- Por otro lado, cuando banalizamos la importancia que tiene esta etapa, las experiencias que en ella vivimos, y las huellas que éstas nos dejaron, lo que estamos reflejando es cómo en un determinado momento de nuestra vida nos protegimos del dolor, anestesiándonos emocionalmente, lo que nos hace creer que no fue tan importante… o que no fue para tanto… y que en caso de serlo, ya lo tenemos superado.
La infancia y la adolescencia, etapas de enorme vulnerabilidad y dependencia, suponen una parada obligatoria que nos obliga a llevar nuestra mirada a las vivencias que en ellas acontecieron, para poder empezar a deshacer los nudos emocionales que nos dificultan la vida en la actualidad
El no mirar atrás resta información sobre el origen de nuestros problemas.
El no mirar adentro nos impide ampliar la comprensión.
La desconexión emocional nos deja sin claves para entender lo que nos pasa
«No soy Yo». Anabel González
Cuando pensamos en un trauma, o hecho traumático, normalmente lo relacionamos con abusos y con experiencias en los que la integridad tanto física, como psicológica, pudo estar comprometida. Sin embargo, algunos autores han reunido bajo la denominación de «trauma oculto» todas aquellas pequeñas experiencias cotidianas que podríamos considerar de poca importancia, » cosas que pasan» en todas las familias, y que son generadoras de sensaciones que no se pueden procesar, quedándose atrapadas en nuestro interior hasta que decidamos mirarlas para dejar de reaccionar en automático.
Anabel Gonzalez, experta en trauma complejo, identifica este trauma oculto en todas aquellas experiencias que tienen que ver con los primeros vínculos y que nos hablan de:
La falta de reconocimiento y validación.
Respuestas inadecuadas a las emociones del niñ@.
Manipulación.
Ausencia de apoyo.
Y es que el tipo de cuidado que recibimos tiene más que ver con las pequeñas interacciones cotidianas, que con sucesos extraordinarios.
De este modo, no es necesario que hayamos vivido situaciones extremas de abuso y/o negligencia, o haber vivido continuos episodios de violencia en el hogar, o haber crecido en una familia desestructurada para que, sin embargo, si que hayamos sufrido experiencias que no pudimos procesar, elaborar, integrar y, por tanto, archivar, y que se transforman en los nudos de nuestra vida.
¿Y qué sucede cuando esto ocurre? Pues que la experiencia queda bloqueada, no ha podido pasar al archivo de experiencias asimiladas, y las sensaciones experimentadas no desaparecen del todo, interfiriendo poderosamente en lo que vivimos en el presente ante otras situaciones y otras personas, y generando una reacción desproporcionada o que no encaja con la realidad del momento.
Así pues, si quieres deshacer tus nudos emocionales, creo que no hay otra vía mas que ir a su origen, y empezar a mirar sus hebras con amabilidad y cariño.
Te comparto un vídeo, muy casero, que hice hace algún tiempo en el que me hallaba inmersa en una profunda crisis personal, pero que gracias a ella, comencé a hacerme cargo con verdadero compromiso de mis nudos, de las sensaciones de malestar que algunas experiencias no archivadas generaban en mi vida actual… Y así me empecé a situar en el camino de vuelta hacia mí misma… y aquí estoy desde entonces…
Deja una respuesta