Agotamiento…
Desmotivación…desesperanza…apatía… incertidumbre…cansancio… dificultades de concentración… Este es el tono que ha estado tiñendo muchas de las conversaciones con mis clientes especialmente durante estas últimas semanas.
Personas que habían logrado alcanzar una gran mejoría y estabilidad en sus procesos, relataban cómo se sentían inundad@s por sus pensamientos catastrofistas, y enormemente desesperanzad@s por volver a antiguas sensaciones que creían ya superadas, con muchas dificultades para concentrarse en sus trabajos.
Si bien estos supuestos retrocesos son un fenómeno habitual en todo proceso terapéutico hasta que la curva de aprendizaje y crecimiento logra estabilizarse, me sorprendía bastante este pesado factor común. Yo misma me descubría transitando por estos estados que han estado yendo y viniendo.
Además, pensaba yo, en este momento en el que las fases de la desescalada van avanzando, en el que tenemos algo más de libertad, podemos hacer deporte al aire libre disfrutando de estos días primaverales increíbles, me resulta paradójico que justo en este momento que empezamos a ver la luz al final del túnel nos empecemos a sentir así…
Y estando enredada en estos pensamientos un día mientras desayunaba, me llegó un boletín, al que estoy suscrita, en el que un grupo de psicólogos hablaba de una teoría que podía explicar este fenómeno que yo estaba percibiendo, y que aunque no deja de ser tan sólo una teoría, puede aportar algo de luz, y de algún modo tranquilizarte si tú también compartes estas sensaciones.
Se trata de la denominada «Teoría del agotamiento del ego» propuesta por el psicólogo social Roy Baumeister, la cual ofrece un modelo explicativo de las consecuencias de sufrir un desgaste de energía mental muy intenso, y/o prorrogado en el tiempo, como puede ser la situación que estamos viviendo fruto del confinamiento por el coronavirus.
De este modo, ahora que parece que lo peor ya ha pasado, de acuerdo a esta teoría, nos hemos desfondando a lo largo de estas semanas, y ahora manifestamos estos efectos sintiéndonos agotad@s psíquica y mentalmente.
De acuerdo a esta teoría, el agotamiento de nuestro ego provoca:
- La perdida de la capacidad de esfuerzo, con lo que nos cuesta realizar tareas y concentrarnos en el trabajo.
- Dificultad para autoregularnos emocionalmente, de modo que nos podemos sentir facilmente inundad@s por emociones como la tristeza, la vulnerabilidad, la ira, la apatía y la frustración.
- Dificultad en la toma de decisiones.
- Se descuidan las conductas de autocuidado.
- Se pierden las habilidades prosociales, lo cual puede llevarte a a ser desagradable y poco atent@ con los demás.
- Aparece la ausencia de culpa, la cual a pesar de ser un sentimiento que si no sabemos regular bien, nos puede hacer mucho daño, bien gestionada nos impulsa a responsabilizarnos de nuestra propia conducta.
Me parece interesante esta teoría porque da un lugar al agotamiento psíquico. Así, de la misma forma que te das un descanso cuando estás físicamente agotad@, cuando te has desfondando psicológicamente será necesario que te permitas:
Hacer una pausa.
Darte un descanso.
Dormir.
Relajarte y realizar alguna actividad placentera.
Así, tus niveles de energía se restablecerán, y podrás conducir bien tu vida de nuevo.
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